Aunque sea de forma inconsciente y siendo
esta una sociedad relativamente avanzada, lo cierto, es que hoy por hoy todavía
existe una gran parte de la población que siente cierto miedo y desconfianza de
tratar con personas que padecen una enfermedad mental.
Como
claro ejemplo, tenemos la esquizofrenia, una de las
enfermedades mentales más estigmatizantes, tanto para la persona que la padece
como para la familia. Esto es debido a su supuesta relación con conductas
violentas, peligrosidad, pérdida del juicio, comportamiento imprevisible o
descontrol, entre otros términos.
Estas
personas sufren en su día a día una serie de actitudes sociales que influyen
negativamente en muchos ámbitos de su vida, como el relacional y el laboral
entre otros. Por lo tanto, tienen que enfrentarse por un lado, a los síntomas y
dificultades propios de la enfermedad que padecen y por otro, al estigma asociado
a la misma.
Actualmente,
este término se emplea dentro del ámbito de la salud para indicar aquellos
prejuicios y estereotipos que existen hacia ciertas personas que sufren
determinadas enfermedades.
Según Weis. M.G. “El Estigma es
un proceso social o experiencia personal caracterizado por la exclusión, el
rechazo, la vergüenza o la devaluación debida a la experiencia o anticipación
de un juicio social adverso de la persona o grupo social. Este juicio se
basa en una característica duradera de la identidad conferida por un problema
de salud y es, en alguna forma esencial, injusto desde el punto de vista
médico”.
Este estigma es debido en gran parte
al desconocimiento de la sociedad sobre las
enfermedades mentales, en cuanto a sus causas que las provocan, las
consecuencias y los posibles tratamientos que existen para paliarlas, los
cuales hoy en día son variados.
Así mismo, cabe destacar el importante
papel que desempeñan los medios de comunicación en
cuanto al fomento de actitudes estigmatizantes a través de “etiquetas” y mal
uso de los términos en relación a la salud mental. No es raro encontrarnos con
títulos de noticias del tipo: “Un joven esquizofrénico mata a su madre, apuñala
a su padre y se suicida”. Vivir en una sociedad en la cual se “etiqueta”
y se “señala” continuamente asigna ideas erróneas que pueden llegar a ser
interiorizadas de modo que las propias personas con enfermedad mental
desarrollan actitudes estigmatizadoras contra ellos mismos, o lo que es llamado
“autoestigma”, promoviendo pensamientos del tipo “Es cierto, no
soy capaz de cuidar de mí mismo, entre otros.
Las consecuencias del estigma son
evidentes:
- Provoca actitudes discriminatorias.
- Fomenta el autoestigma.
- Favorece el
aislamiento, reduciendo las relaciones sociales y afectando a la
autoestima.
- Dificulta la
aceptación de la enfermedad, generando sentimientos de culpa y
vergüenza obstaculizando a su
vez la petición de ayuda por parte de los afectados.
- Interfiere en
la evolución del tratamiento, aumentando los abandonos de los mismos.
- Obstaculiza
la inserción laboral.
En definitiva: el estigma supone una
barrera para la integración social.
Estas consecuencias, afectan tanto a la
propia persona como a los propios profesionales y a la familia, la cual
desempeña un importante papel en todo el proceso de recuperación.
Según la
OMS , en la actualidad, ya
son 400 millones las personas que sufren trastornos mentales o
neurológicos y un 1% de la población desarrollará alguna forma de
esquizofrenia a lo largo de su vida. Por tanto, creo que sería necesario que
muchas personas hiciesen un voto de reflexión en cuanto a esa percepción hacia
las personas con enfermedad mental ya que nadie estamos exentos de desarrollar
en algún momento de nuestra vida alguna de ellas. Tal vez en esos momentos
tomemos consciencia de que la enfermedad mental no debe ser motivo de miedo o
rechazo si no de apoyo y comprensión.
Para finalizar, os dejo el enlace de un
documental sobre la esquizofrenia (“1% Esquizofrenia”) que me pusieron el año
pasado en el cual no sólo se comenta el posible origen de esta enfermedad, si
no que muestra testimonios de personas que la tienen, que a mí personalmente me
hicieron reflexionar sobre la situación tan angustiosa que debe suponer el
padecimiento de una enfermedad como esta.
María Ortiz Rodríguez
Grupo C1
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