El suicidio
no es un drama individual sino un auténtico problema social.
Su
frecuencia ha aumentado un 60% en el último medio siglo,
y ya son varios los estudiosos que señalan un incremento
propiciado por la crisis económica.
El
suicidio es la primera causa de muerte violenta en España. Sin embargo, hay
todo un silencio en torno a él. Silencio entre quienes lo intentan, silencio de
los familiares que lo esconden porque es tabú; silencio entre las instituciones
que, pese a los casi 3.500 muertos anuales, apenas hacen campañas de
prevención. Y silencio también en los medios de comunicación, que apenas lo
mencionan por miedo al efecto imitación.
En el mundo se suicidan al día 2.700 personas
y 54.000 lo intentan, cifras que superan a la suma de las víctimas mortales de
todas las guerras y homicidios que se producen en el planeta. Un fenómeno que
aumenta año tras año y que se estima en 2020 habrá aumentado un 50%.
Las mujeres lo intentan más.
Los hombres son más efectivos. De hecho, los
varones triplican a las féminas en número de suicidios.
La mitad de los suicidados lo consigue tras una o
varias tentativas.
Los estudios detectan dos picos en las cifras: la adolescencia y la vejez. Los
ancianos son el principal grupo de riesgo, por varios factores, como la pérdida
de poder adquisitivo que va aparejada a la jubilación, Además, está la
inversión de la pirámide poblacional: cada vez hay más ancianos, una esperanza
de vida mayor, y por tanto más enfermedades crónicas, problemas familiares, la
pérdida de la pareja...
Para los adolescentes,
por su parte, el fracaso escolar, un desengaño amoroso, el divorcio de los
padres o conductas de imitación pueden convertirse en desencadenantes de la
muerte voluntaria
Si algo se ceba con los suicidas es la enfermedad mental. O más bien
viceversa. En el 90-95% de los casos existe algún tipo de trastorno
psiquiátrico, la mayor parte de las veces, una depresión. De ahí la importancia de la atención y detección
temprana.
El 5% restante obedece a un factor existencial que hace que la persona en cuestión vea en el
suicidio la única manera de poner fin a sus problemas. Los antecedentes familiares, padecer una enfermedad crónica que cursa con
dolor, conductas adictivas (como
el alcoholismo), acontecimientos vitales que suponen pérdidas afectivas, el aislamiento y el hecho de haber tenido
alguna vez pensamientos suicidas son otros factores de riesgo.
Hay
tantos casos como personas, si bien una característica
común a todos es la soledad. Soledad a la que se suman situaciones
traumáticas (una ruptura amorosa, la muerte de un familiar...). Y, según la
psiquiatra Carmen Tejedor, experta en Suicidología, detrás de un suicidio "siempre está el dolor".
"Nadie que es feliz se suicida. Quien se suicida siempre
es una persona con dolor físico o moral, que no ve salida y se le hace
insoportable", explica Tejedor, que descarta además que el suicidio pueda
ser una decisión racional: "Para ser libre hay que tener un
equilibrio emocional, pero el que se suicida es que no tiene otra salida, luego
no hay libertad. Si
no hay libertad no hay culpa. Pero como pensamos que es un acto de libertad,
esto da lugar a juicios paralelos y atribuimos la culpa a la familia. Y
aumentamos el sufrimiento".
Y
sugiere el siguiente ejercicio: "Tal vez la pregunta que deba hacerse es:
'¿Y usted, por qué no se suicida?' Cuando conteste, entenderá por qué el suicida
sí lo hace".
Carmen
Tejedor es una experta psiquiatra que lleva más de 30 años investigando y
trabajando para combatir el suicidio. En 2006 implantó un programa que redujo
en un 23% los reintentos de suicidio en sus pacientes. Además dice que si las
personas conociésemos la realidad del suicidio, no tendríamos esta actitud
moralizante y perseguidora del suicidio y sería más fácil que el que lo piense,
lo comente y el que lo escucha, no lo niegue.
A
continuación os dejo un documental que se hace eco de una nueva corriente de
opinión, encabezada por médicos y expertos, que apuesta por hablar del suicidio
para combatir sus causas. El fin último: reconocerlo como una enfermedad más y
destinar recursos a su prevención y rehabilitación.
http://www.youtube.com/watch?v=AnRgt_IMKsY
Todos
ellos coinciden en la necesidad urgente de instalar el suicidio en el debate
público, como en su día se hiciera con los accidentes de tráfico o la violencia
de género. Insisten en la idea de que hablando del suicidio se evita el
suicidio y que sólo así se podrá actuar.
Con
esta entrada pretendo reflejar que el suicidio es un autentico problema social,
que para poder detenerlo el primer paso imprescindible es luchar contra el tabú
que existe sobre el suicidio.
SANDRA LUCAS TRIVIÑO 2ºC 1
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