domingo, 2 de junio de 2013

LA POBREZA INFANTIL EN ESPAÑA


Según un informe de Save The Children más de dos millones de niños y niñas viven bajo el umbral de la pobreza. La pobreza infantil, estabilizada durante años en torno a la ya elevada cifra del 24% de la población menor de edad, se incrementó de 2009 a 2010 del
23,7% al 26,2%, un incremento y un porcentaje nunca alcanzados para esta
franja de edad.

La crisis económica que venimos viviendo desde hace unos años se ha comportado de manera despiadada con buena parte de la sociedad, pero son los niños uno de los sectores que más la están sufriendo. Los menores son vulnerables y no cuentan con medios para hacer frente a situaciones de dificultad.

Cada día escuchamos en los telediarios innumerables noticias sobre comedores escolares que cierran, reducciones en las cuantías y las cantidades de  becas,  padres que tienen que dejar de llevar a sus hijos a actividades extraescolares…  y vemos el sufrimiento de los padres por no poder dar a sus hijos todo aquello que se merecen, incluso a veces ni siquiera lo básico para vivir.
 

Frente a este panorama cabe preguntarse qué hacen los organismos públicos para paliar esta situación. La respuesta es breve: POCO. Cada vez es mayor el número de menores atendido por asociaciones u ONG´s.

Y es que España está en la cola de pobreza infantil. Somos uno de los países industrializados con mayores tasas de pobreza infantil, según un estudio de UNICEF.  
España ha retrocedido en la clasificación de bienestar infantil en la primera década del Siglo XXI, hasta situarse en el puesto 19 de los 29 con las economías más avanzadas del mundo.










No debemos olvidar, como asegura La investigadora del Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia que a los niños se les carga además con "roles que no les corresponden, como el cuidado de otros hermanos o tareas domésticas, porque sus padres tienen empleos precarios, si los tienen".

Todo esto nos hace plantearnos qué estamos haciendo con nuestros menores. No deberíamos olvidar que ellos son el futuro de la sociedad y que, independientemente de las familias, cabe al Estado la labor de protección y de velar por su bienestar y seguridad. Debería ser ahora, en esta situación tan dura cuando se desplegasen los medios para garantizar su pleno desarrollo.

Como conclusión plantear la reflexión sobre estos datos tan escalofriantes y lanzar la pregunta ¿qué podemos hacer nosotros para cambiar esta situación?

Celia Iniesto Ortega

2º C1

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