Actualmente, la esclavitud
infantil incrementa cada año en el mundo. Las cifras oscilan entre los 218
millones de niños y niñas que trabajan, con edades comprendidas entre los 5 y
los 17 años. De esta cifra, en torno al 57% realizan trabajos peligrosos o perjudiciales
para la salud y un 4% desarrollan trabajos ilegales, en condiciones de
verdadera esclavitud. Un 18% realizan trabajos domésticos, del cual un 5%
apenas tienen diez años.
Las formas más frecuentes de
esclavitud infantil son la trata infantil, la explotación sexual con fines
comerciales, el trabajo infantil forzoso por endeudamiento, el trabajo forzoso
en la mina, el trabajo forzoso en la agricultura, niños soldado, el matrimonio
infantil forzoso y la esclavitud doméstica. De estas formas de esclavitud nos
queremos centrar en esta última.
La esclavitud doméstica es una
forma de esclavitud en donde una persona realiza las tareas del hogar en
condiciones de discriminación, abusos y explotación laboral. En el caso de la
infancia, se da en menores extranjeros, normalmente niñas que realizan un
trabajo de forma interna y permanente las 24 horas del día. Entre los abusos
que reciben se pueden dar una restricción de movimiento, encerradas en casa;
agresiones físicas e intentos de abuso sexual, pobreza crónica, maltrato
psicológico o negación de darle comida o comer de las sobras de sus “amos”.
Save The Children ha publicado un
estudio en donde escribe que en Francia y
el Reino Unido “niñas africanas son obligadas a trabajar como esclavas
domésticas”.
El Comité Contra la Esclavitud Moderna estima que
“posiblemente haya miles de niños que se encuentran en una situación de
esclavitud doméstica en Francia”. Los niños son traídos a Francia entre los 7 y
15 años y, aunque entran con un visado de turista, lo más común es que estén
incluidos en los pasaportes de sus empleadores, inmigrantes adinerados de su
mismo origen, bajo la identidad de sus hijos, aunque la mayoría de esos menores
cuidan a los niños de la ‘familia’, a veces hasta 10 niños a la vez.
En cuanto a los explotadores, si bien un 20% son
diplomáticos protegidos por la inmunidad, el resto es gente común y corriente,
ricos y pobres. Las asociaciones han registrado casos en lujosas residenciales
individuales en París así como en zonas de escasos recursos de las afueras de
la capital. Según la asociación ETZ, los casos de pobres que explotan gente aún
más pobre son cada vez más frecuentes.
En Reino Unido llegan centenares
de niños a través de redes especializadas, concretamente desde países africanos
como Nigeria, Ghana y Uganda, donde las familias “reciben dinero a cambio de
sus hijos” o son convencidas de que sus hijos “recibirán una buena educación”.
En España todavía no hay
constancia en la actualidad de fenómenos de esclavitud doméstica infantil en
nuestro país, advierte la ONG, pero sí hay voces de alarma sobre la posibilidad
de que la práctica de las ‘petites bonnes’ (pequeñas criadas) sea importada a
España, desde Marruecos, por parte de familias de inmigrantes procedentes de
ese país.
Save The Children considera que
“la violencia a la que se enfrentan estos niños a menudo permanece oculta e
ignorada”, debido a que socialmente se considera que el trabajo infantil en el
hogar representa una ocupación en cierta manera inofensiva y que “sus empleadores
ejercen toda una labor de caridad y filantropía frente a estos niños y sus
familias al proporcionar techo y comida”.
http://www.youtube.com/watch?v=32HOz-qWdqE
¿Qué opináis que en países
tan desarrollados y modernos como Francia y Reino Unido, se estén desarrollando
estas prácticas?
Celia Iniesto
Laura Lázaro
C1
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