viernes, 31 de mayo de 2013

LA PRIVACIÓN DE ACCESO A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS: ¿UNA NUEVA FORMA DE POBREZA Y EXCLUSIÓN SOCIAL?

Cada día estamos rodeamos de móvil, ordenadores, tablets, etc. Desde hace pocos años nos pasamos el día “conectados”. Ya no somos capaces de imaginarnos un mundo sin Internet  y todas las ventajas que creemos que conlleva. Pero ¿podríamos encontrarnos ante una nueva forma de exclusión social?

Tras buscar información acerca del tema que he seleccionado, he encontrado una tesis muy interesante, escrita por María Isabel Martínez en el 2013, la cual se ha hecho la misma pregunta que yo. A continuación os haré una síntesis de lo que a mí me ha parecido más interesante de dicho investigación.

Mientras una parte de la sociedad de la información nos permite controlar todo lo que nos rodea desde una tablet, un ordenador o mismamente desde el teléfono móvil; permitiéndonos incluso controlar nuestro trabajo desde la cama. Millones de personas carecen de esa cama, vivienda y no tiene acceso a la más mínima de esas tecnologías.

En España, según el informe TIC hogares de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, un tercio de los hogares no tiene acceso a Internet, y un 31,7% de estos individuos pertenecen a una clase social baja o media/baja. Siendo la principal causa para no contratar este servicio, el no disponer de ordenador y considerarlo caro. Además el siE 2013 de Telefónica desvela que en el último trimestre de 2012 se han producido un millón de altas de líneas de datos para smartphones, con un precio medio de 23,2 euros al mes. En los últimos años nos estamos encontrando con una desigualdad de acceso tecnológico. Planteándonos ¿Qué sentido tiene todo esto en la situación en la que nos encontramos en la actualidad, en la que más del 21% de la población está por debajo del umbral de la pobreza?

Cada día presenciamos la transformación que la sociedad vive y vemos como las nuevas tecnologías evolucionan de una forma, y a una velocidad tal, que dejan atrás a todo aquel que no lleve el ritmo marcado por el progreso. La nueva Sociedad del conocimiento es, en sí misma, un arma de doble filo: siendo un elemento tanto inclusivo como exclusivo para aquella parte de la población, que si no se “engancha” y se conecta a la red, si no participa y se relaciona en sociedades virtuales quedará excluida y tendrá un riesgo de pobreza añadido a su desconocimiento, a su incultura, su aislamiento social.

Según algunos estudios, si conseguimos que más ciudadanos tengan acceso a las tecnologías de la información y hagan uso de la red, supondrá, que su riesgo de exclusión social disminuya, puesto que tendrá acceso a más información, a una calidad de vida mejor, etc.  Pero este problema ha llegado a más, ya que la situación actual de la economía y del mercado de trabajo, dificulta nuevamente la reincorporación de muchas personas al mercado laboral debido a que el acceso a las ofertas de trabajo, muchas veces, se realizan por esta vía.

La Fundación Orange en su informe 2012, nos verifica lo anteriormente expuesto, donde dice mucho de la necesidad de las nuevas tecnologías en la integración de la búsqueda de empleo: el 51% de los usuarios utilizan la vía electrónica para buscar empleo, y el 64% de los empleadores “curiosean” en el perfil social de los candidatos. Este dato demuestra la importancia que ambas partes otorgan al uso que se hace de la red, a lo que se refleja de nosotros y, en particular, en nuestros perfiles sociales.



Según la Fundación Telefónica, cuatro de cada cinco internautas utiliza Internet para comunicarse, llegando la cifra hasta 93,4% en el caso de los jóvenes de entre 16 y 24 años. El móvil es el método más utilizado, por encima de la comunicación entre personas y dejando atrás al fijo, el correo electrónico y al SMS. En cuando a frecuencias de uso nada gana, por el momento, al contacto persona a persona, seguido por los SMS y continuando por las llamadas al móvil, aunque si algo hay que destacar es el desmedido aumento que ha experimentado la mensajería instantánea, como MSN, WhatsApp, Line, Gtalk, etc.

Uno de los aspectos positivos que ha tenido esta nueva forma de comunicarse, es que han venido a cubrir las necesidades de comunicación de personas que por múltiples causas tenían dificultades para relacionarse, para salir de casa e incluso para contactar con otros individuos. Pero yo me pregunto ¿Qué pasa con ese 6,6% de los jóvenes que no utilizan estos medios? ¿Al igual que las empresas, si no están en Facebook o Twitter no existen?

Aunque todavía este imperante la forma de comunicación cara a cara, no debemos olvidar que la mensajería instantánea es la forma más regular de comunicarse por los jóvenes cuando no están con sus amigos, debido a su barato coste. Siempre sale más barato “wasapear” que llamar. Además es una de las técnicas más utilizadas para quedar los unos con los otros. Pero ¿y qué pasa con aquellas personas que no puedan permitirse pagar una línea de Internet en su móvil? Posiblemente si no pueden costearse Internet tampoco tendrán fijo, y probablemente no puedan enterarse de lo que sus amigos planean.

De momento ésta hipótesis no se podrá resolver a ciencia cierta, ya que solo estamos viviendo el principio de una nueva forma de comunicación. Si es cierto, que este “problema” no es el más importante referente a la exclusión social, ya que todavía hay personas que no tienen ni cubiertas sus necesidades más primordiales de supervivencia. Pero en un futuro ¿podríamos encontrarnos ante una nueva forma de exclusión social? Aunque todavía no tengamos la respuesta a esta pregunta, si es verdad que nos estamos encontrando con nuevos problemas de adicción, sobre todo entre los jóvenes, considerada por algunos expertos como una de las nuevas patologías del siglo XXI.





Andrea García García 
2ºC, C1


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